64
Aquí s’ conpieça la gesta de Mío Çid el de Bivar.
Tan rricos son los sos que non saben qué se an.
Poblado ha Mío Çid el puerto de Alucant,
dexado a Saragoça & las tierras ducá
e dexado a Huesca & las tierras de Montalván.
Contra la mar salada conpeçó de guerrear.
A orient exe el sol & tornos’ a essa part.
Mío Çid gannó a Xérica & a Onda & Almenar,
tierras de Borriana todas conquistas las ha.
65
Ayudol’ el Criador, el Sennor que es en çielo.
Él con todo esto prisó a Murviedro;
ya veíe Mío Çid que Dios le iva valiendo.
Dentro en Valençia non es poco el miedo.
66
Pesa a los de Valençia sabet, non les plaze;
prisieron so consejo que l’viniessen çercar;
trasnocharon de noch, al alva de la man
açerca de Murviedro tornan tiendas a fincar.
Viólo Mío Çid, tomos’ a maravillar:
«¡Grado a tí Padre spirital!
En sus tierras somos & fémosles todo mal,
bevemos so vino & comemos el so pan;
si nos çercar vienen con derecho lo fazen.
A menos de lid aquesto no s’ partirá.
Vayan los mandados por los que nos deven ayudar:
los unos a Xérica & los otros a Alucad,
desí a Onda & los otros a Almenar,
los de Borriana luego vengan acá.
Conpeçaremos aquesta lid campal
yo fío por Dios que en nuestro pro enadrán.»
Al terçer día todos juntados son.
El que en buen ora nascó compeçó de fablar:
«¡Oid, mesnadas! ¡Si el Criador vos salve!
Después que nos partiemos de la linpia christiandad
-non fue a nuestro grado ni nos non pudiemos más
grado a Dios lo nuestro fue adelant.
Los de Valençia çercados nos han:
si en estas tierras quisiéremos durar
firmemientre son estos a escarmentar.
67
Passe la noche & venga la mannana,
aparejados me sed a cavallos & armas.
iremos ver aquela su almofalla;
commo omnes exidos de tierra estranna
¡alí pareçrá el que mereçe la soldada!»
68
Oid que dixo Minaya Álbar Fánnez:
«Campeador, fagamos lo que a vos plaze.
A mí dedes C cavalleros, que non vos pido más;
vos con los otros firádeslos delant,
bien los ferredes, que dubda non i avrá;
yo con los çiento entraré del otra part.
«¡Commo fío por Dios el campo nuestro será!»
Commo ge lo a dicho al Campeador mucho plaze.
Mannana era & piénssanse de armar;
quis cada uno d’ellos bien sabe lo que ha de far.
Con los alvores Mío Çid ferirlos va:
«¡En el nombre del Criador & del apóstol Sancti Yagüe
feridlos, cavalleros, d’amor & de grado & de grand voluntad
ca yo so Ruy Díaz, Mío Çid el de Bivar!»
Tanta cuerda de tienda i veríedes quebrar,
arancarse las estacas & acostarse a todas partes los tendales.
Moros son muchos, ya quieren rreconbrar.
Del otra part entróles Álbar Fánnez,
mager les pesa ovieronse a dar & a arancar.
Grand es el gozo que va por es’ logar.
Dos rreyes de moros mataron en es’ alcaz,
fata Valençia duró el segudar.
Grandes son las ganançias que Mío Çid fechas ha,
prisieron Çebola & quanto que es i adelant,
de pies de cavallo los que s’ pudieron escapar;
rrobavan el campo & piénssanse de tomar,
entravan a Murviedro con estas ganançias que traen grandes.
Las nuevas de Mío Çid sabet, sonando van;
miedo an en Valençia que non saben qué se far.
Sonando van sus nuevas alent parte del mar.
69
Alegre era el Çid & todas sus compannas
que Dios le ayudara & fiziera esta arrancada.
Davan sus corredores & fazíen las trasnochadas,
legan a Gujera & legan a Xátiva,
aun más ayusso a Deyna la casa;
cabo del mar tierra de moros firme la quebranta,
ganaron Penna Cadiella las exidas & las entradas.
70
Quando el Cid Campeador ovo Penna Cadiella
mal les pesa en Xátiva & dentro en Gujera;
non es con rrecabdo el dolor de Valençia.
71
En tierra de moros prendiendo & ganando
e durmiendo los días & las noches tranochando
en ganar aquelas villas Mío Çid duro III annos.
72
A los de Valençia escarmentados los han,
non osan fueras exir nin con él se ajuntar;
tajávales las huertas & fazíales grand mal;
en cada uno destos annos Mío Çid les tolió el pan.
Mal se aquexan los de Valençia que non sabent que s’ far;
de ninguna part que sea non les viníe pan,
nin da conssejo padre a fijo nin fijo a padre,
nin amigo a amigo no s’ pueden consolar.
Mala cueta es sennores, aver mingua de pan,
fijos & mugieres ver lo murir de fanbre.
Delante veíen so duelo, non se pueden huviar,
por el rrey de Marruecos ovieron a enbiar;
con el de los Montes Claros avíen guerra tan grand
non les dixo consejo nin los vino huviar.
Sópolo Mío Çid, de coraçón le plaz;
salió de Murviedro una noch en trasnochada,
amaneçió a Mío Çid en tierras de Monrreal.
Por Aragón & por Navarra pregón mandó echar,
a tierras de Castiella enbió sus menssajes:
«Quien quiere perder cueta & venir a rritad
viniesse a Mío Çid que a sabor de cavalgar;
çercar quiere a Valençia pora christianos la dar»
73
«Quien quiere ir comigo çercar a Valençia
todos vengan de grado, ninguno non ha premia,
tres días le speraré en Canal de Çelfa.»
74
Esto dixo Mío Çid el que en buen ora nascó.
Tornávas a Murviedro ca él se la a ganada.
Andidieron los pregones sabet, a todas partes;
al sabor de la ganançia non lo quieren detardar,
grandes yentes se le acojen de la buena christiandad.
Creçiendo va rriqueza a Mío Çid el de Bivar.
Quando vio Mío Çid las gentes juntadas compeços’ de pagar.
Mío Çid don Rodrigo non lo quiso detardar;
adelinnó pora Valençia & sobr’ ellas va echar,
bien la çerca Mío Çid, que non i avía hart,
viédales exir & viédales entrar.
Sonando van sus nuevas todas a todas partes;
más le vienen a Mío Çid sabet, que no s’ le van.
Metióla en plazo si les viniessen huviar;
nueve meses complidos sabet, sobr’ ella yaz,
quando vino el dezeno oviérongela a dar.
Grandes son los gozos que van por es’ logar
quando Mío Çid gannó a Valençia y entró en la çibdad;
los que fueron de pie cavalleros se fazen,
el oro & la plata ¿quién vos lo podríe contar?
Todos eran rricos quantos que allí ha.
Mío Çid don Rodrigo la quinta mandó tomar;
en el aver monedado XXX mill marcos le caen
e los otros averes ¿quién los podríe contar?
Alegre era el Campeador con todos los que ha
quando su senna cabdal sedíe en somo del alcáçar.
Modern Spanish Transcription:
64
Aquí se empieza el poema de Mío Cid el de Vivar.
Ya ha poblado Mío Cid aquel puerto de Alucat,
se aleja de Zaragoza y de las tierras de allá,
atrás se ha dejado Huesca y el campo de Montalbán
de cara a la mar salada ahora quiere guerrear:
por Oriente sale el sol y él hacia esa parte irá.
A Jérica gana el Cid, después Onda y Almenar,
y las tierras de Burriana conquistadas quedan ya.
65
Ayudóle el Creador, el Señor que está en el cielo,
y con su favor el Cid pudo tomar a Murviedro.
Bien claro ha visto que Dios siempre le va socorriendo.
En la ciudad de Valencia ha cundido mucho miedo.
66
Aquello a los de Valencia muy poco gusto les da.
En consejo se reúnen y al Cid fueron a cercar.
Marcharon toda la noche; cuando el alba fue a rayar,
allí cerca de Murviedro sus tiendas van a plantar.
El Campeador al verlos se empieza a maravillar:
“¡Alabado sea Dios, Señor espiritual!
Nos metimos en sus tierras, les hacemos mucho mal,
el vino suyo bebemos y nos comemos su pan.
Con buen derecho lo hacen si nos vienen a cercar,
como no sea con lucha esto no se arreglará.
Salgan mensajes a aquéllos que nos deben ayudar,
los unos vayan a Jérica y los otros a Alucat,
desde allí pasen a Onda y después hasta Almenar,
que las gentes de Burriana se vengan ya para acá.
Pronto tiene que empezarse esta batalla campal.
Nuestro provecho en Dios fío que con ella crecerá”.
Al pasar el tercer día todos juntados están.
Mío Cid el bienhadado entonces empieza a hablar:
“Sálveos el Creador, mesnadas, y ahora escuchad:
después de que nos salimos de la limpia cristiandad
-y no fue por nuestro gusto, no se pudo remediar-,
gracias a Dios nuestras cosas siempre hacia adelante van.
Hoy las gentes de Valencia nos han venido a cercar;
si en estas tierras nosotros nos quisiéramos quedar,
muy firmemente a estos moros tenemos que escarmentar”.
67
“Cuando se pase la noche y ya venga la mañana,
tenedme bien preparados los caballos y las armas;
entonces iremos todos a atacar a su mesnada.
Hombres desterrados somos, estamos en tierra extraña,
en la lucha se ha de ver quién merece la soldada”.
68
Oíd ahora lo que el bueno de Álvar Fáñez quiso hablar:
“Mío Cid, lo que habéis dicho como os place se hará,
dadme a mí cien caballeros, no os quiero pedir más,
vos con los otros que quedan de frente iréis a atacar.
Heridlos sin compasión, atacad sin vacilar,
que yo con los otros ciento por otro lado iré a entrar
y fío en el Dios del cielo que el triunfo nuestro será”.
Muy bien le parece al Cid lo que Minaya fue a hablar.
La mañana ya llegó y se empezaron a armar,
sabe cada cual el puesto que en la batalla tendrá.
Con el alba Mío Cid contra los moros se va:
“Por Jesucristo y Santiago que allá en los cielos están,
atacad, mis caballeros, a esos moros de verdad.
Aquí está Rodrigo Díaz, aquí está el Cid de Vivar”.
Vierais allí tanta tienda romper y desbaratar;
los postes los arrancaban, se empiezan a derrumbar.
Pero los moros son muchos y se quieren recobrar.
Minaya por otro lado ya los venía a atacar;
los moros, mal que les pese, por derrotados se dan,
a uña de caballo escapan los que pueden escapar.
A dos emires mataron en la caza que les dan
y hasta la misma Valencia van los cristianos detrás.
Grandes ganancias ha hecho Mío Cid el de Vivar,
todo aquel campo saquean, luego se vuelven atrás.
Con las ganancias que llevan en Murviedro entraban ya,
una alegría muy grande se corre por el lugar.
A Cebolla toman luego y tierras de más acá.
Miedo tienen en Valencia, no saben lo que se harán;
ya va haciendo mucho ruido la fama del de Vivar.
69
Muy alegre estaba el Cid, muy alegres sus compañas,
porque Dios les ayudó y ganaron la batalla.
Sus batidores envía, por la noche iban de marcha,
hasta Cullera se acercan, después suben hasta Játiva,
y luego camino abajo hasta Denia se acercaban.
Por todas aquellas costas mucho a los moros quebrantan.
Conquistan Peña Cadiella con sus salidas y entradas.
70
Cuando el Cid Campeador conquistó Peña Cadiella,
gran disgusto fue cundiendo por Játiva y por Cullera
ya no pueden recatar su dolor los de Valencia.
71
Por esas tierras de moros, apresando y conquistando,
durante el día durmiendo, por las noches a caballo,
en ganar aquellas villas pasa Mío Cid tres años.
72
Esos moros de Valencia escarmentados están,
no se atreven a salir ni quieren irle a buscar,
todas sus huertas las tala, hacíales mucho mal,
y esos tres años seguidos el Cid los deja sin pan.
Quéjanse los de Valencia, no saben lo que se harán,
porque de ninguna parte su pan podían sacar.
Padre a hijo, hijo a padre, ningún amparo se dan,
ni de amigo para amigo se podían consolar.
Muy mala cuita es, señores, el tener mengua de pan.
A las mujeres y niños de hambre se les ve finar,
el dolor tienen delante, no se pueden remediar.
Por el gran rey de Marruecos entonces quieren mandar,
pero con los almohades empeñado en guerra está,
ningún amparo les dio y no los quiso ayudar.
Al Cid, cuando se enteró, mucha alegría le da;
de noche deja Murviedro y se pone a cabalgar,
a Mío Cid le amanece en tierras de Monreal.
Por Aragón y Navarra pregones mandaba echar
y hasta tierras de Castilla mensajeros suyos van.
Quien quiera dejar trabajos y ganarse buen caudal,
con el Cid vaya, que tiene deseos de guerrear,
y cercar quiere a Valencia por darla a la Cristiandad.
73
“Quien quiera venir conmigo para cercar a Valencia
-de voluntad ha de ser, pero ninguno por fuerza
les esperaré tres días allá en Canal de la Celfa”.
74
Esto dijo Mío Cid, el Campeador leal,
tórnase para Murviedro que ganada tiene ya.
Mucho corren los pregones y por todas partes van;
al sabor de la ganancia no quieren quedarse atrás;
mucha gente se le acoge de la buena cristiandad.
Por todas partes noticias del Cid fueron a sonar,
muchos se juntan al Cid y muy pocos se le van.
Creciendo va la grandeza de Mío Cid de Vivar.
Al ver junta tanta gente ya se empezaba a alegrar.
El Campeador entonces ya no quiso esperar más,
a Valencia se encamina y sobre Valencia da.
Bien la cercó Mío Cid, ni un resquicio fue a dejar:
vierais allí a Mío Cid arriba y abajo andar.
Un plazo dio por si alguien venirles quiere a ayudar.
Aquel cerco de Valencia nueve mese puesto está;
cuando el décimo llegó la tuvieron que entregar.
Por toda aquella comarca grandes alegrías van
cuando el Cid ganó a Valencia y cuando entró en la ciudad.
Los que luchaban a pie hoy son caballeros ya,
y el oro y plata ganados ¿quién los podría contar?
Ricos son todos los hombres que con Mío Cid están.
El quinto de la ganancia el Cid lo manda tomar
en dineros acuñados treinta mil marcos le dan
y además le tocan bienes que no se pueden contar.
¡Qué alegres se ponen todos, qué alegre el Cid de Vivar,
cuando en alto del alcázar su enseña vieron plantar!
English Translation
64
Here of my lord Cid of Bivar begins anew the Song.
Within the pass of Alueat my lord Cid made him strong,
He has left Zaragoza and the lands that near it lie,
And all the coasts of Montalban and Huesca he passed by,
And unto the salt ocean he began the way to force.
In the East the sun arises; thither he turned his course.
On Jerica and Almenar and Onda he laid hand,
Round about Borriana he conquered all the land.
65
God helped him, the Creator in Heaven that doth dwell
Beside these Murviedro hath the Cid ta’en as well.
Then that the Lord was on his side, the Cid beheld it clear.
In the city of Valencia arose no little fear.
66
It irked them in Valencia. It gave them no delight,
Be it known; that to surround him they planned. They marched by night
They pulled up at Murviedro to camp as morning broke.
My lord the Cid beheld it and wondering much he spoke:
“Father in Heaven, mighty thanks must I now proffer Thee.
In their lands we dwell and do them every sort of injury;
And we have drunk their liquor, of their bread our meal we make.
If they come forth to surround us, justly they undertake.
Without a fight this matter will in no way be a-paid.
Let messengers go seek them who now should bear us aid;
Let them go to them in Jerica and Alueat that are
And thence to Onda. Likewise let them go to Almenar.
Let the men of Borianna hither at once come in.
In this place a pitched battle we shall certainly begin.
I trust much will be added to our gain in this essay.”
They all were come together in his host on the third day.
And he who in good hour was born ‘gan speak his meaning clear:
“So may the Creator aid us, my gallants hark and hear.
Since we have left fair Christendom — We did not as we would;
We could no other — God be praised our fortune has been good.
The Valencians besiege us. If here we would remain,
They must learn of us a lesson excelling in its pain.
67
“Let the night pass and morning come. Look that ye ready be
With arms and horses. We will forth that host of theirs to see.’.
Like men gone out in exile into a strange empire,
There shall it be determined who is worthy of his hire.”
68
Minaya Alvar Fanez, hark what he said thereto:
“Ho! Campeador, thy pleasure in all things may we do.
Give me of knights an hundred, I ask not one other man.
And do thou with the others smite on them in the van
While my hundred storm their rearward, upon them thou shalt thrust —
Ne’er doubt it. We shall triumph as in God is all my trust.”
Whatsoever he had spoken filled the Cid with right good cheer
And now was come the morning, and they donned their battle gear.
What was his task of battle every man of them did know.
At the bleak of day against them forth did the lord Cid go.
“In God’s name and Saint James’, my knights, strike hard into the war,
And manful. The lord Cid am I, Roy Diaz of Bivar!”
You might see a many tent-ropes everywhither broken lie,
And pegs wrenched up; the tent-posts on all sides leaned awry.
The Moors were very many. To recover they were fain,
But now did Alvar Fanez on their rearward fall amain.
Though bitterly it grieved them, they had to fly and yield.
Who could put trust in horsehoofs, and forthwith fled the field.
Two kings of the Moriscos there in the rout they slew;
And even to Valencia the chase did they pursue.
And mighty is the booty my lord the Cid had ta ‘en.
They ravaged all the country and then turned back again.
They brought to Murviedro the booty of the foes.
And great was the rejoicing in the city that arose.
Cebolla have they taken and all the lands anear.
In Valencia they knew not what to do for very fear.
Of my lord Cid the great tidings, be it known, on all sides spread.
69
His renown afar is spreading. Beyond the sea it sped.
Glad were the companies the Cid a glad man was he
That God had given him succor and gained that victory.
And they sent forth their harriers. By night they marched away,
They reached unto Cullera, and to Jativa came they.
And ever downward even to Denia town they bore.
And all the Moorish country by the sea he wasted sore.
Penacadell, outgoing and entrance, have they ta’en.
70
When the Cid took Penacadell, it was great grief and pain
To them who in Cullera and in Jativa did dwell,
And sorrow without measure in Valencia befell.
71
Three years those towns to conquer in the Moorish land he bode,
Winning much; by day he rested, and at night was on the road.
72
On the dwellers in Valencia they wrought chastisement sore,
From the town they dared not sally against him to make war.
He harried all their gardens and a mighty ruin made;
And all those years their harvest in utter waste he laid.
Loud lamented the Valencians, for sore bested they were,
Nor could find in any quarter any sort of provender;
Nor could the father aid the son, nor the son aid the sire,
Nor comrade comfort comrade. Gentles, ’tis hardship dire
To lack for bread, and see our wives and children waste away.
They saw their own affliction and no hope of help had they.
To the King of Morocco had they sent the tidings on.
‘Gainst the lord of Montes Claros on a great war was he gone.
He counselled not. He came not to aid them in the war.
My lord the Cid had heard it. His heart was glad therefor;
And forth from Murviedro he marched away by night.
He was in the fields of Monreal at the breaking of the light.
Through Aragon the tidings he published, and Navarre,
And through the Marches of Castile he spread the news afar:
Who poverty would put away and riches would attain,
Let him seek the Cid, whoever of a soldier’s life is fain.
Valencia to beleaguer he desireth to go down,
That he may unto the Christians deliver up the town
73
“Valencia to beleaguer, who fain would march with me
Let none come hither to me, if his choice be not free.
Is nought that may compel him along with me to fale —
Canal de Celfa for three days I will tarry for him there.”
74
So my lord Cid hath spoken, the loyal Campeador.
He turned back to Murviedo that he had ta’en in war.
Be it known into all quarters went the word forth. None were fain
To delay who smelt the plunder. Crowds thronged to him amain,
Good christened folk, and ringing went his tidings far and wide;
And more men came unto him than departed from his side.
He of Bivar, my lord the Cid, great growth of riches had.
When he saw the bands assembled, he began to be right glad.
My lord Cid, don Rodrigo, for nothing would delay.
He marched against Valencia and smote on it straightway.
Well did the Cid surround it; till the leaguer closed about.
He thwarted their incomings, he checked their goings out.
To seek for alien succor he gave them time of grace;
And nine full months together he sat down before the place,
And when the tenth was coming, to yield it were they fain.
And great was the rejoicing in the city that did reign,
When the lord Cid took Valencia and within the town had won.
All of his men were cavaliers that erst afoot had gone.
Who the worth of gold and silver for your pleasure could declare?
They alle were rich together as many as were there.
For himself the Cid Rodrigo took the fifth part of all,
And coined marks thirty thousand unto his share did fall.
Who could tell the other treasure Great joy the Cid befell
And his men, when the flag-royal tossed o’er the citadel.