Modern Translation

Lines 16-39 (used for recording of Modern/Old Spanish); retrieved from: Garci-Gomez, Miguel. “Anónimo: Cantar de Mio Cid.” Duke University. 1 May 2015. Web.

Con sesenta abanderados, a los que a ver salían mujeres y varones;
Asomados por las ventanas burgalese y burgalesas vio
Llorando de los ojos, ¡tan grande era su dolor!
Por su boca todos decían una razón:

[CRONISTA]
[20] ¡Dios que buen vasallo! ¡Ojalá encuentre intercessor!

[CRONISTA]
Le hubieran invitado de buena gana, mas ninguno se arriesgaba;

El Rey don Alfonso estaba que rabiaba.
La noche anterior en Burgos circuló su carta
Con medidas de seguridad, firmemente sellada:
[25] Prohibiendo que a Mio Cid Ruy Díaz se le diese posada,
Y si alguno se la diese, que considerara estas palabras:
Que no solo perdería sus haberes sino también los ojos de la cara,
Y lo que es más, sus cuerpos y sus almas.
Gran pesadumbre tenían cristianos y cristianas;
[30] Se escondían de Mio Cid, sin atreverse a dirigirle la palabra.
El Campeador se encaminó hacia su posada;
Al llegar a la puerta, la halló herméticamente cerrada,
Por miedo al Rey Alfonso decididos estaban;
Si no la rompía por la fuerza, no se la abrirían por nada.
[35] Los de Mio Cid a gritos llaman;
No querían los de dentro responderle ni palabra.
Se adelantó Mio Cid, a la puerta se llegaba,
Saco el pie del estribo y una patada le daba;
No se abre la puerta, pues estaba muy bien cerrada.

Retrieved from: Garci-Gomez, Miguel. “Anónimo: Cantar de Mio Cid.” Duke University. 1 May 2015. Web.

Con sesenta abanderados, a los que a ver salían mujeres y varones;
Asomados por las ventanas burgalese y burgalesas vio
Llorando de los ojos, ¡tan grande era su dolor!
Por su boca todos decían una razón:

[CRONISTA]
[20] ¡Dios que buen vasallo! ¡Ojalá encuentre intercessor!

[CRONISTA]
Le hubieran invitado de buena gana, mas ninguno se arriesgaba;
El Rey don Alfonso estaba que rabiaba.
La noche anterior en Burgos circuló su carta
Con medidas de seguridad, firmemente sellada:
[25] Prohibiendo que a Mio Cid Ruy Díaz se le diese posada,
Y si alguno se la diese, que considerara estas palabras:
Que no solo perdería sus haberes sino también los ojos de la cara,
Y lo que es más, sus cuerpos y sus almas.
Gran pesadumbre tenían cristianos y cristianas;
[30] Se escondían de Mio Cid, sin atreverse a dirigirle la palabra.
El Campeador se encaminó hacia su posada;
Al llegar a la puerta, la halló herméticamente cerrada,
Por miedo al Rey Alfonso decididos estaban;
Si no la rompía por la fuerza, no se la abrirían por nada.
[35] Los de Mio Cid a gritos llaman;
No querían los de dentro responderle ni palabra.
Se adelantó Mio Cid, a la puerta se llegaba,
Saco el pie del estribo y una patada le daba;
No se abre la puerta, pues estaba muy bien cerrada.
[40] Una niña de nueve años se presentó ante su mirada:

[NIÑA]
¡Hola Campeador, que en buena hora ceñiste espada!
El rey lo ha vedado, anoche de él nos llegó una carta,
Con medidas de seguridad, firmemente sellada
Que no nos atreviésemos a abriros y hospedaros por nada;
[45] Si no, perderíamos los haberes y las casas
Y por si fuera poco, los ojos de las caras.
Cid, en causarnos mal no ganaríais nada,
Que el Criador, pues, con toda su gran misericordia os valga.

[CRONISTA]
Habiendo dicho esto, la niña se volvió para su casa.
[50] Allí se convenció el Cid de que el rey le había negado su gracia.
Se alejó de la puerta, por las calles de Burgos aguijaba,
Llegó en Santa María, al punto descabalgaba;
Se hincó de rodillas, de corazón rogaba;
La oración hecha, al punto cabalgaba.
[55] Salió por la puerta y en Arlanzón paraba;
En los arenales de esa villa, allí descansaba
Armaron la tienda después que descabalgaran.
Mio Cid Ruy Díaz, el que en buen hora ciñó espada,
Se quedó en las dunas, porque nadie le quería en su casa,
[60] A su alrededor, una buena compaña.
Allí descansó Mio Cid como si estuviese en una montaña.
En la villa de Burgos la compra prohibida le estaba
De todas las cosas alimentarias;
No se habían atrevido a venderle ni un céntimo de nada.
[65] Martín Antolínez, un burgalés muy entendido,
A Mio Cid y a los suyos les suministró pan y vino;
No tuvo que comprarlo, pues él se lo tenía consigo,
De todas las provisiones los tuvo bien abastecidos.
Se alegró mucho Mio Cid el Campeador y todos los que estaban a su servicio.
[70] Habló Martín Antolínez, oiréis lo que dijo:

[ANTOLINEZ]
¡Ya Campeador, en buen hora habéis nacido,
Reposemos esta noche y al amanecer salimos
Porque seré acusado de haberos servido,
En ira del rey Alfonso habré caído.
[75] Si escapo con vosotros sano o vivo,
Más tarde o más temprano el rey me considerará buen amigo,
Si no, cuanto dejo no me importa un higo.

[CRONISTA]
Habló Mio Cid, el que en buena hora ciñó espada.

[CID]
¡Martín Antolínez, sois valiente lanza!
[80] Si yo vivo, he de doblaros la ganancia.
He gastado el oro y toda la plata,
De posesiones ya veis no tengo nada, siéndome muy necesarias
Para toda mi compaña.
Por mí me conformaría con nada, pero tendré que hacer algo aun de mala gana;
[85] Con vuestro consejo quiero preparar dos arcas,
Las llenaremos de arena, que las haga muy pesadas,
Cubiertas de guadamecí y bien claveteadas,
El guadamecí bermejo y los clavos bien dorados.
Por Raquel y Vidas iréis rápidos y muy a lo callado:
[90] Que en Burgos me vedaron comprar y el Rey está conmigo airado
Que no puedo llevar los haberes, pues son muy pesados,
Que quiero empeñarlos por lo que sea acordado,
Que lo llevarán de noche, que no lo vea ni un cristiano.
Lo verá solo el Criador con todos los sus santos
[95] Que yo no puedo más, y que contra mi voluntad lo hago.

[CRONISTA]
Antolínez no lo retrasa,
Por Raquel y Vidas con urgencia perguntaba.
Pasó por Burgos, en el castillo entraba,
Por Raquel y Vidas con urgencia preguntaba.
[100] Raquel y Vidas juntos estaban ambos
Contando de sus haberes, todo lo que habían ganado.
Se llegó a ellos Martín Antolínez, como se estaba cordado.

[ANTOLINEZ]
¿Donde andabais, Raquel y Vidas, amigos caros?
En secreto querría hablar con ambos.

[CRONISTA]
[105] Sin demora alguna, los tres se apartaron.

[ANTOLINEZ]
Raquel y Vidas, ambos dadme la mano,
Y no lo descubráis ni a moros ni a cristianos;
Por siempre vos haré ricos, de nada estaréis faltos.
De las parias estuvo El Campeador encargado,
[110] Grandes haberes acaparó, verdaderamente soberanos,
De todo ello se quedó con aquellos más valorados,
De ahí vino el que fuera acusado.
Tiene dos arcas llenas de oro esmerado,
Ya sabéis que el Rey está muy airado,
[115] Ha dejado atrás heredades, casas y palacios.
Aquello que no puede llevar por miedo a ser denunciado,
El Campeador quiere dejarlo en vuestras manos,
Y habréis de prestarle lo que sea acordado.
Os quedaréis con las arcas y las guardaréis a salvo,
[120] Con gran juramento habéis de darme fe ambos:
¡Que no las abriréis en todo un año!

[CRONISTA]
Raquel y Vidas se quedaron deliberando.

[RACHEL y VIDAS]
Necesidad tenemos de ganar en todo algo
Pues estamos seguros de que él mucho ha ganado,
[125] Cuando en tierra de moros entró, gran ganancia ha sacado
No duerme sin preocupación el que lleva haber monedado,
Con la dos arcas pues nos quedamos,
Y en lugar podremos todo donde nadie pueda encontrarlo.
Mas decidnos del Cid ¿qué querrá en pago?
[130] ¿Qué ganancia nos dará por todo este año?

[CRONISTA]
Respondió Martín Antolínez como hombre acordado.

[ANTOLINEZ]
Mio Cid querrá algo justificado;
Os pedirá poco por poner sus haberes a salvo.
Se acogen a él hombres de todas partes, necesitados,
[135] El necesitaría seiscientos marcos.

[CRONISTA]
Dijeron Raquel y Vidas:

[RACHEL / VIDAS]
¿Dárselos? ¡Con agrado!
[ANTOLINEZ]
Ya veis que entra la noche, el Cid se encuentra muy apurado,
Tenemos necesidad de que nos deis los marcos.

[CRONISTA]
Dijeron Raquel y Vidas:

[RACHEL / VIDAS]
No se hace así el mercado,
[140] Sino primero recibiendo y después dando.

[CRONISTA]
Dijo Martín Antolínez:

[ANTOLINEZ]
Yo de eso me complazco;
Ambos a dos traedlo al Campeador afamado,
Y os recompensaremos como es acordado
Por recoger las arcas y ponerlas a salvo,
[145] Allí donde no las descubran ni moros ni cristianos.

[CRONISTA]
Dijeron Raquel y Vidas:

[RACHEL / VIDAS]
De acuerdo ambos estamos.
Cuando entreguéis las arcas, recibiréis los seiscientos marcos.

[CRONISTA]
Martín Antolínez cabalgó muy a lo callado
Con Raquel y Vidas voluntariosos y entusiasmados;
[150] No va por el puente, por el agua ha atravesado,
Para que no se lo viesen los burgaleses, sus paisanos.
Ya llegaron a la tienda del Campeador afamado;
Al entrar, al Cid le besaron las manos.
Se sonrió Mio Cid, y así les ha hablado:

[CID]
[155] ¡Ya don Raquel y Vidas, parece que me habéis olvidado!
Voy camino del destierro, pues el rey está enojado.
Seguro que del trato ganaréis algo,
Mientras viváis, no os veréis necesitados.

[CRONISTA]
Don Raquel y Vidas a Mio Cid le besaron las manos.
[160] Martín Antolínez el trato ha arreglado,
Que sobre aquellas arcas le darían seiscientos marcos,
Y bien se las guardarían hasta finales del año,
Pues así les prometieron y así lo habían jurado:
Que si antes las registrasen, en falso habrían jurado,
[165] Y en tal caso, de Mio Cid no recibirían ni un mal centavo.
Dijo Martín Antolínez:

[ANTOLINEZ]
Carguen las arcas en el acto;
Llevadlas, Raquel y Vidas, y ponedlas bajo vuestro cuidado;
Yo iré con vosotros para recoger los marcos,
Pues Mio Cid ha de partir antes de que cante el gallo.

[CRONISTA]
[170] Al cargar de las arcas era para ver gozo tan extraordinario.
No podían levantarlas, aunque eran fuertes sus brazos.
Se alegran Raquel y Vidas con sus haberes monedados,
Pues mientras viviesen, iban a sentirse amparados.
Raquel se acerca a Mio Cid a besarle la mano. 10

[RACHEL]
[175] ¡Ya Campeador, en buena hora ceñiste espada!
De Castilla salís hacia tierras extrañas;
Así es vuestra ventura, grandes son vuestras ganancias.
Una piel bermeja, morisca y honrada,
Cid, beso vuestra mano, si pudierais regalármela.

[CID]
[180] Será un placer.

[CRONISTA]
Dijo el Cid.
[CID]
Consideradla encargada.
¡Ojalá os la pueda traer de allá! Si no, mencionadla con lo de las arcas.

[CRONISTA]
En medio del salón tendieron un alfombra,
Sobre ella una sábana de ranzal, muy blanca.
Del primer golpe echaron trescientos marcos de plata,
[185] Al verlos los levantaba don Martín como si no pesaran nada;
Los otros trescientos en oro se los pagaban.
Cinco escuderos tiene don Martín, a todos los cargaba;
Cuando los cargó, oíd lo que hablaba:

[ANTOLINEZ]
Ya don Raquel y Vidas, en vuestras manos están las arcas,
[190] Mi participación en esto merecería ser recompensada.

[CRONISTA]
Raquel y Vidas se apartaron a un lado.

[RACHEL / VIDAS]
Démosle buen don, pues él nos lo ha arreglado.
Martín Antolínez, burgalés afamado,
Porque os lo merecéis, os vamos a hacer un buen regalo,
[195] Con el que os consigáis calcas y rica piel y buen manto.
Os vamos a regalar treinta marcos.
Bien lo merecéis de nosotros, pues esto nos habéis arreglado.
Vos habéis de responsabilizaros de lo que hemos acordado.

[CRONISTA]
Lo agradeció don Martín y recibió los marcos.
[200] Encantado salió de la morada y se despidió de ambos.
Dejó atrás a Burgos, y el Arlanzón ha pasado,
Llegó a la tienda del que en buena hora nació.
Lo recibió el Cid y entre sus brazos lo estrechó.

[CID]
¡Bien venido, Martín Antolínez, mi fiel vasallo!
[205] ¡Queda por llegar el día que de mí ganéis algo!

[ANTOLINEZ]
Vengo, Campeador, con buenísimo recaudo,
Vos, seiscientos, y yo treinta marcos he ganado.
Mandad levantar la tienda y vayamos apresurados,
Que lleguemos a San Pedro de Cardeña antes que nos cante el gallo,
[210] Veremos a vuestra mujer, afamada hijadalgo;
Exploraremos dónde alojarnos y saldremos del reinado;
Es preciso hacerlo así, porque se nos echa encima el plazo.

[CRONISTA]
Estas palabras dichas, la tienda es recogida.
Mio Cid y sus compañas cabalgan muy deprisa,
[215] La cara del caballo giró rumbo a Santa María,
Alzó su mano derecha y la cara se santigua:

[CID]
A Ti te lo agradezo, Dios que cielo y tierra guías;
Válgame tu intercesión, gloriosa Santa María,
Aquí salgo de Castilla, el Rey me ha hecho objeto de su ira,
[220] No sé si regresaré acá jamás en los días de mi vida.
Que vuestra virtud, gloriosa, me valga y ayude en mi salida
El me acorra de noche y de día.
¡Ojalá así sea y la buenaventura me sea cumplida!.
Mando al vuestro altar buenas ofrendas y muy ricas;
[225] Esto prometo, que se cantarán allí mil misas.

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